Fotografías de Aloma Rodríguez y textos de los alumnos de 4º ESO de La Almunia de Doña Godina
Un hombre y una mujer buscados por la CIA intentan destruir la Tierra con su ordenador. Por Mario Heredia
Eran las cinco de la tarde, ambos habían vuelto de trabajar, pero era él el que estaba sentado viendo la tele y relajándose, y ella la que hacía las tareas de la casa. Él la trataba como a una criada, mientras ella pensaba en cómo vengarse. Por Isis Rodríguez
Pensando en qué hacer para cenar, como siempre le pregunto a mi novio y no me responde. Al final, decidiré llamar al Telepizza. Por Pablo Aragón
Y aquí estoy yo, sin saber qué camino escoger, salud, fortuna... Qué me deparará mi elección, la duda me atenaza... Izquierda o derecha, Oeste o Este. Mi vida depende del camino que escogeré, el camino de mi vida comienza en este instante, en este instante, en este segundo... Por Gabriel López
Ahí estaba yo, sola y muy aburrida. Seguía esperándole en aquel vacío
lugar y no llegaba, pasaba el tiempo y yo recordaba todos los momentos
que había vivido junto a él, le echaba de menos y no entendía cómo podía
haberse ido... Por Marta Mompeón
No podía soportarlo más, ya estaba harta de ver cómo mi oportunidad de escapar se desvanecía. Medité. Llevaba ya casi treinta años encerrada en una celda tras unos míseros y oxidados hierros. Ese día pensé en suicidarme, pero entonces recordé mi más ansiado sueño. Por David Aladrén
Le conocí en uno de los bolos por España. Era genial, era perfecto. Tenía todo lo que yo esperaba de mi hombre modelo. Nuestro amor fue intenso, pero llegó otra y él se fue con ella. Me había confundido, él era sólo uno más. Por Guillermo Embid
Desde mi ventana veía los bloques de edificios con las persianas de las casas cerradas. Algunas habitaciones estaban con luz. La brisa de la mañana me acariciaba los brazos y, aunque el cielo estaba nublado, podía ver aparecer tras los edificios de enfrente los primeros rayos de sol. Por Roberto Abad
Una reluciente noche de miércoles junto a mi atril de trabajo, recapacitando sobre todo lo que había escrito durante el día. Por Nacho Barranco
Ella, una joven promesa. Sencilla, pero a la vez con un lado misterioso. Desinhibida. Conocía sus complejos y todas sus virtudes, y llevaba todo ello con orgullo. Parecía abierta y dispersa. Así se mostraba en el coloquio que estaba dando. Por Montse Lasheras
Ninguno de mis amigos había ido alguna vez a aquel restaurante, ni siquiera se interesaban en cenar allí, a pesar de que yo suelo ir con mi novio cada fin de semana. Por Chaimae Chant
Hacía unos meses mi hermano mayor había sido raptado. Los secuestradores nos pedían un dinero que la familia no podía pagar, y cada día que pasaba teníamos más y más miedo. Recibimos una llamada que la policía pinchó, averiguando el paradero de mi hermano. Tras cuatro meses volvía a estar con él. Por Javier Robles
Desperté y ni siquiera sabía dónde estaba, me encontraba sola, desorientada. Entonces recordé la escena, supe por qué me encontraba allí. No aguantaba ni un segundo más entre aquellas malditas cuatro paredes, ya había aprendido la lección. No lo volvería a hacer. Por Sofía Zaragozano
Una tarde de verano fuimos al partido y cuando más concentrada estaba Adri, mi amigo, se lesionó y me pidió que fuera con él en la ambulancia. Sólo se había hecho un esguince. Por Clara Remiro
En cuanto se me presentó la ocasión de ser libre delante de los ojos... No me lo pensé dos veces y corrí como si la vida me fuera en ello... Por Carlos Lahuerta
Allí nos encontrábamos las tres, en el mismo lugar donde hace diez años nos prometimos seguir siempre juntas. Por Víctor Gil
El reloj marcaba las seis. Cogí el álbum de fotos y encontré aquella imagen de mi amiga Ana y yo, cuando apenas teníamos cinco años, corriendo hacia un campo de trigo. Nos adentrábamos en el trigal como si de una selva se tratara, intentábamos abrirnos paso para encontrar la salida, pero esto último nunca ocurría y al final nuestros padres tenían que venir a buscarnos con la consiguiente regañina. Pero a nosotras nos daba igual, nos los pasábamos tan bien que una pequeña bronca no nos entristecía ni lo más mínimo. Por Ángel Fuentes
La niña de dieciséis años miraba desafiante sin pronunciar palabra, mientras esperaba escuchar la palabra "perdón". Por Sergio Soria
En ese momento se dio cuenta de que había perdido la infancia y empezaba la adolescencia. Por Sara Marín
19 de marzo de 2101
Querido diario:
Hasta aquí llegan mis fuerzas, ahora que todo acaba y el mundo no tiene salvación. Y será este día cuando deje de conocer a la Tierra por lo que es, para reconocerla por lo que ha sido. Por David Aladrén.